5 de junio de 2011

MartaGonzálezMoreno.

Nunca he pretendido ser perfecta, siempre he tenido fallos y muchos,unos peores y otros mejores, unos he conseguido eliminarlos y otros siguen siendo mi sombra. Desde pequeña he sido una niña cabezota, que siempre tropieza con la misma piedra, que sueña con que sus sueños se hagan realidad. Siempre he querido a alguien a mi lado y muchas veces al buscarlo he sufrido. Siempre he confiado demasiado en las personas y por eso siempre me han clavado la puñalada. Perdono fácil y me enfado aún más fácil. Soy celosa, testaruda, ingenia, infantil, inmadura, cabezota, risueña, graciosilla, de risa fácil, tonta. Sí, no tengo ni el cuerpo ni la piel perfecta. Podría ser más flaca, tener más pecho y el cutis perfecto, podría tener la dentadura perfecta. Podría ir con ropa de marca, vestir con mucho estilo y vivir en un chalet con jardín y un gran perro; pero no es así. Me sobran un kilitos, llevo una 90, tengo acné, llevo brackets, visto a veces de puta madre y otras de puta pena, vivo en mitad de la ciudad en un piso. Me encanta el rock y el electro pero no me sé ni la cuarta parte de los grupos. No me pinto bien las uñas, pongo caras raras, me río demasiado alto y por demasiadas cosas, guardo tanto los secretos que los olvido, me enamoro demasiado rápido y olvidar se me da bien. Odio los silencios y las miradas. Me encanta dormir, los abrazos, hacer el tonto, que me hagan cosquillas y los abrazos. Los besos y caricias en el cuello me pueden, las cosquillas en la barriga, que me muerdan la lengua, que me hablen desde atrás. Odio los golpecitos en la pierna, los tics, los que van de sobrados y las que se creen maduras y no lo son. Odio que la gente quiera sobresalir. Y sobre todo y ante todo, me odio y me amo a mí misma. Ah, por si no lo había mencionado, también soy bipolar.

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